No recuerdo si lo he dicho alguna vez pero los problemas económicos son aquellos relacionados con las decisiones sobre el uso de recursos escasos. En este sentido, es natural pensar en los temas relacionados con el consumo y la producción, los intercambio e incluso el dinero para realizar estos intercambios o para valorar los recursos escasos. Sin embargo, los problemas que se pueden plantear en términos de recursos escasos son innumerables. Cuando explico escasez o equilibrio general siempre pongo el ejemplo de la duración de un día. Aunque tienen medios distintos para disfrutar de ellas el día tiene las mismas horas para el hombre más pobre y el más rico de la tierra. Cada vez que usen una hora para una actividad habrán dejado de usar esa hora para otra actividad. Ambos se enfrentan a una escasez que abre la posibilidad de usar un modelo económico para explicar sus decisiones de uso del tiempo. Por ejemplo, la oferta de trabajo.
Algunos autores han usado esta prevalencia de los problemas de recursos escasos para aplicar la teoría económica en lo que a primera vista parecen fenómenos no económicos. Gary Becker de la Universidad de Chicago (Premio Nobel de 1992) es un caso paradigmático. Ha usado la teoría de los precios en un tema tan poco económico como tener un hijo.
La técnica básica de análisis es un tanto sorprendente. Se trata simplemente de suponerle un precio a cada cosa. Por ejemplo, una persona no tiene un hijo si el precio de ese hijo supera un determinado umbral y lo tendrá si no lo supera. A primera vista, esto parece un tanto pueril e inútil. Sin embargo, no lo es si al cambiar el precio de ese objeto cambian las decisiones de los individuos. En ese caso, podríamos relacionar las decisiones de los individuos con las causan que cambian los precios. En el caso del número de hijos no es difícil obtener evidencia empírica de la validez del modelo Beckeriano.
Buscamos dos tipos de familia. En el primer tipo, el varón ingresa 8000 euros al mes en un trabajo por cuenta propia exigente en tiempo y dedicación. En el segundo tipo, cada miembro de la pareja ingresa 4000 euros al mes en un trabajo por cuenta propia exigente en tiempo y dedicación. En el primer caso, el coste de un hijo es el coste monetario para su mantenimiento. En el segundo caso, es el coste monetario de su mantenimiento más el salario de la madre. A partir de esta clasificación de familias, se trata simplemente de contar el número de hijos que tienen las familias del primer tipo y del segundo.
Este es el tipo de temas y técnicas de análisis empírico que se plantea Steven Levitt en sus superventas Freakonomics y Superfreakonomics. No es casualidad que Levitt trabaje en el Centro Becker de investigación Económica de la Universidad de Chicago.
Las aventuras del gobierno español y de los armadores con unos piratas en las costas de Somalia me llevaron a pensar la situación en términos de precios y éstas son las preguntas que se me ocurrieron y algunas respuestas tentativas.
¿Por qué es mala la piratería?
Hacemos una actividad hasta que su coste la convierta en poco interesante o beneficiosa. Si el coste de la piratería se añade a otros costes la actividad dejará de ser atractiva antes. Habrá una pérdida de producción que se notará en algún lugar.
Una cosa curiosa que escandalizará a muchos lectores es que los impuestos tienen exactamente el mismo papel en la economía. Suben el coste de realizar una actividad y, por tanto, reducen esa actividad. Lo que me lleva a una nueva pregunta: ¿Por qué son buenos los impuestos y mala la piratería si tienen el mismo efecto económico?
La única diferencia que se me ocurre es el uso que se haga del dinero recaudado. Si los impuestos van destinados a crear un bien, ese bien puede ser más valorado que la pérdida de actividad económica del impuesto. Por otra parte, si los impuestos van destinados a pagar algo inútil sería un acto de piratería. Por tanto, el escrutinio continuo de cada unidad recaudada sería la manera de diferenciar una cosa de la otra.
¿Supone algún problema económico pagar un rescate a los piratas?
Aumenta el rendimiento de su actividad y, por tanto, aumentará la probabilidad de un secuestro futuro. En otras palabras, incrementas el precio para un pirata de un acto de piratería.
¿Tendría efectos económicos una acción militar contundente contra los bienes y las vidas de los piratas?
Aumentaría el coste de llevar a cabo la actividad y reduciría la probabilidad de un ataque futuro.
Lamentablemente, aumentaría también la probabilidad de un ataque a los barcos con una bandera que no haya participado en la acción militar. Esta circunstancia se parece a poner un guardia de seguridad en la puerta de mi casa. Mi casa estará más segura pero la del vecino tendrá una mayor probabilidad de ser robada ya que he reducido el número de casas para robar. Un guardia contratado por los dos tendría el mismo coste y el doble de efectividad. Por tanto, la acción militar debería ser conjunta por todos los países afectados. De hecho, unas aguas internacionales libres podría ser un activo para todos los países que las usan.
¿Habría algún otro instrumento económico que pudiese reducir la probabilidad de un secuestro?
Este instrumento se encuentra si se piensa en el lugar en que ocurren los ataques. ¿Por qué no ocurren en las costas de Montecarlo? ¿Por qué no sale Ernesto de Hannover con su yate a robar a sus vecinos? Ernesto tiene otras alternativas económicas y a su cuñado no le haría ninguna gracia.
Las alternativas no parecen muchas en el pueblo en el que viven los piratas. Por otra parte, no hay un estado allí que tome en cuenta los efectos generales para la población de esta actividad o los efectos a medio plazo para todo el mundo.
La alternativa económica es promocionar otras actividades económicas y un estado viable en ese territorio. Existe una relación entre un acto de piratería hoy y la incompetencia de la comunidad internacional para lidiar durante veinte años con un estado fallido y la pobreza asociada.
Algunos autores han usado esta prevalencia de los problemas de recursos escasos para aplicar la teoría económica en lo que a primera vista parecen fenómenos no económicos. Gary Becker de la Universidad de Chicago (Premio Nobel de 1992) es un caso paradigmático. Ha usado la teoría de los precios en un tema tan poco económico como tener un hijo.
La técnica básica de análisis es un tanto sorprendente. Se trata simplemente de suponerle un precio a cada cosa. Por ejemplo, una persona no tiene un hijo si el precio de ese hijo supera un determinado umbral y lo tendrá si no lo supera. A primera vista, esto parece un tanto pueril e inútil. Sin embargo, no lo es si al cambiar el precio de ese objeto cambian las decisiones de los individuos. En ese caso, podríamos relacionar las decisiones de los individuos con las causan que cambian los precios. En el caso del número de hijos no es difícil obtener evidencia empírica de la validez del modelo Beckeriano.
Buscamos dos tipos de familia. En el primer tipo, el varón ingresa 8000 euros al mes en un trabajo por cuenta propia exigente en tiempo y dedicación. En el segundo tipo, cada miembro de la pareja ingresa 4000 euros al mes en un trabajo por cuenta propia exigente en tiempo y dedicación. En el primer caso, el coste de un hijo es el coste monetario para su mantenimiento. En el segundo caso, es el coste monetario de su mantenimiento más el salario de la madre. A partir de esta clasificación de familias, se trata simplemente de contar el número de hijos que tienen las familias del primer tipo y del segundo.
Este es el tipo de temas y técnicas de análisis empírico que se plantea Steven Levitt en sus superventas Freakonomics y Superfreakonomics. No es casualidad que Levitt trabaje en el Centro Becker de investigación Económica de la Universidad de Chicago.
Las aventuras del gobierno español y de los armadores con unos piratas en las costas de Somalia me llevaron a pensar la situación en términos de precios y éstas son las preguntas que se me ocurrieron y algunas respuestas tentativas.
¿Por qué es mala la piratería?
Hacemos una actividad hasta que su coste la convierta en poco interesante o beneficiosa. Si el coste de la piratería se añade a otros costes la actividad dejará de ser atractiva antes. Habrá una pérdida de producción que se notará en algún lugar.
Una cosa curiosa que escandalizará a muchos lectores es que los impuestos tienen exactamente el mismo papel en la economía. Suben el coste de realizar una actividad y, por tanto, reducen esa actividad. Lo que me lleva a una nueva pregunta: ¿Por qué son buenos los impuestos y mala la piratería si tienen el mismo efecto económico?
La única diferencia que se me ocurre es el uso que se haga del dinero recaudado. Si los impuestos van destinados a crear un bien, ese bien puede ser más valorado que la pérdida de actividad económica del impuesto. Por otra parte, si los impuestos van destinados a pagar algo inútil sería un acto de piratería. Por tanto, el escrutinio continuo de cada unidad recaudada sería la manera de diferenciar una cosa de la otra.
¿Supone algún problema económico pagar un rescate a los piratas?
Aumenta el rendimiento de su actividad y, por tanto, aumentará la probabilidad de un secuestro futuro. En otras palabras, incrementas el precio para un pirata de un acto de piratería.
¿Tendría efectos económicos una acción militar contundente contra los bienes y las vidas de los piratas?
Aumentaría el coste de llevar a cabo la actividad y reduciría la probabilidad de un ataque futuro.
Lamentablemente, aumentaría también la probabilidad de un ataque a los barcos con una bandera que no haya participado en la acción militar. Esta circunstancia se parece a poner un guardia de seguridad en la puerta de mi casa. Mi casa estará más segura pero la del vecino tendrá una mayor probabilidad de ser robada ya que he reducido el número de casas para robar. Un guardia contratado por los dos tendría el mismo coste y el doble de efectividad. Por tanto, la acción militar debería ser conjunta por todos los países afectados. De hecho, unas aguas internacionales libres podría ser un activo para todos los países que las usan.
¿Habría algún otro instrumento económico que pudiese reducir la probabilidad de un secuestro?
Este instrumento se encuentra si se piensa en el lugar en que ocurren los ataques. ¿Por qué no ocurren en las costas de Montecarlo? ¿Por qué no sale Ernesto de Hannover con su yate a robar a sus vecinos? Ernesto tiene otras alternativas económicas y a su cuñado no le haría ninguna gracia.
Las alternativas no parecen muchas en el pueblo en el que viven los piratas. Por otra parte, no hay un estado allí que tome en cuenta los efectos generales para la población de esta actividad o los efectos a medio plazo para todo el mundo.
La alternativa económica es promocionar otras actividades económicas y un estado viable en ese territorio. Existe una relación entre un acto de piratería hoy y la incompetencia de la comunidad internacional para lidiar durante veinte años con un estado fallido y la pobreza asociada.