viernes, 3 de diciembre de 2010

Krugman propone una bajada de salarios

Esta historia se repite cada poco. Paul Krugman menta a España en una charla o en su columna del New York Times y dice: la única salida a la crisis es la bajada de salarios. A continuación, un conjunto diverso de analistas se dedican a insultarle en los medios de comunicación. Yo creo que Krugman tiene razón y las críticas son débiles no ya desde un punto de vista económico sino incluso aritmético. 
Lo que Krugman dice es muy simple. Si fabricas un chisme al día y éste se vende por 3000 pesetas tú puedes ganar 3000 pesetas al día. Si aparece un competidor que fabrica un chisme al día por 1500 pesetas tienes dos opciones: bajar tu sueldo a 1500 pesetas o producir dos chismes al día.
El primer hecho curioso es que se critique la bajada de sueldos como forma de recuperar la competitividad cuando es lo que se ha venido haciendo durante varios años ya. Los desempleados que logran un nuevo empleo lo hacen con una bajada del sueldo, muchas empresas privadas han tomado esa decisión y los empleados públicos hemos sufrido una bajada de salarios. 
El segundo hecho curioso es que ni Krugman ni sus críticos españoles consideran factible fabricar dos chismes al día. Las opciones que he leído en los medios de comunicación españoles pasan por quitarle el Premio Nobel, impedir la entrada de competidores o pedir la dimisión del gobierno. De estas tres opciones, impedir la entrada de competidores es la que  menos me gusta. A medio plazo, suele conducir a producir medio chisme en vez de uno. Si una vez se logra impedir la entrada de un competidor se puede hacer más veces. 
Si se leyese con atención el argumento completo de Krugman se vería que hay una tercera pata: el tipo de cambio. Si produces un chisme por 3000 pesetas eso suponen  30 dólares (100 pesetas por dólar). Si aparece un competidor que produce un chisme a 15 dólares hay una opción distinta a bajar el salario o subir la productividad: subir el tipo de cambio a 200 pesetas por dólar. En ese caso, el chisme vuelve a costar 15 dólares y a ser competitivo. Para tranquilidad de todos, sin bajar los salarios y sin incrementar la productividad. 
Krugman se lamenta de que España no tenga esta posibilidad desde su entrada en el euro. La idea de bajar los salarios no agrada a nadie y de este modo se evita hacerlo. Por otra parte, los cambios de paridad de las monedas son instantáneos mientras que las bajadas de salarios tardan mucho tiempo y están sujetas a grandes dificultades políticas y sociales.
Un detalle sutil es que el incremento del tipo de cambio de 100 a 200 pesetas hace que los bienes importados cuesten el doble. Por tanto, la capacidad de compra del salario ha disminuido instantáneamente. En otras palabras, parece que se trata de elegir una bajada de salarios a lo largo de varios años en un proceso lento, largo y doloroso o reducir su capacidad de compra en un instante por medio del tipo de cambio. El tipo de cambio parece ser el mecanismo que puede bajar el salario esquivando todos los procesos políticos y negociadores de un país.
La añoranza continua de un tipo de cambio variable que haga los ajustes de salario sin negociación  parece un intento pueril de evitar el tema clave: la productividad. En otras palabras, se parece a tomar un analgésico para evitar un procedimiento médico curativo.  

martes, 23 de noviembre de 2010

Salidas profesionales para economistas: sanidad

El sector sanitario tiene un peso importante en los países desarrollados. Es razonable esperar que este peso crezca debido a que el cambio técnico permite tratar cada día más enfermedades, que la gente vive cada vez más años y tiene interés en vivir con mayor salud. 

Sin embargo, este crecimiento no está exento de problemas económicos que suponen un auténtico reto académico y empresarial. A continuación voy a proponer una serie de ideas económicas sobre este sector que pretenden fomentar el debate y mostrar a mis alumnos algunos de los desafíos a los que se enfrenta. 

Uno de los aspectos más apreciados de la sanidad española es su gratuidad. Es curioso, que se valore tanto una cualidad que no tiene. Los médicos son los profesionales mejor pagados del sector público, los medicamentos y el equipamiento no son nada baratos y sólo pensar en el coste de construir y gestionar un hotel con cientos de habitaciones da una idea de la carestía de la atención hospitalaria. Supongo que la idea que recoge el lenguaje popular es que no te cobran en el momento de proporcionar el servicio. Lo cual está muy bien porque los enfermos acuden al médico cuando lo necesitan y no más tarde cuando sería más caro o imposible curarles. Por otra parte, cobrar por cada servicio daría lugar a unas desigualdades de atención relacionadas con la renta que el público no acepta cuando se le muestran con esa crudeza. 

La cara oscura de este sistema de pago es su parecido con un bar que no cobre por las bebidas en el momento de consumirlas sino al día siguiente cuando reparte la cuenta a partes iguales entre todos los clientes. Ese sistema haría que se bebiese un poco más de la cuenta, que algunos bebiesen mucho más de la cuenta y que todos nos quedásemos asombrados cuando llegase la factura. 

Un efecto de este sistema de pago es la continua llamada a la contención de gasto. Para darse cuenta de lo extraño de la situación basta con pensar en una llamada del Ministro del ramo a la contención del gasto en transporte y hostelería durante el periodo vacacional. Con toda razón, habría una protesta por parte de los turistas y de los negocios que viven del turismo. Otra forma de darse cuenta de lo extraño de la preocupación por el gasto es la pregunta que el mortalmente enfermo económetra Zvi Griliches le hizo al economista de la salud David Cutler: ¿Qué te hace pensar que yo gasto demasiado en sanidad?

Otra cuestión interesante es la demonización del sistema americano. Ese sistema es nefasto para los ciudadanos que se quedan fuera de él y para los contribuyentes que terminan pagando la atención sanitaria tardía de esas personas. Adicionalmente, crea incentivos perversos para que las personas eviten a toda costa quedar al margen. Por ejemplo, un cambio de trabajo sería impensable si existiese alguna posibilidad de perder la cobertura sanitaria.  Pero hay dos características de ese sistema que nunca se mencionan:
1. Que muchos de nuestros conciudadanos acuden a él cuando falla el nuestro. El caso contrario es poco frecuente por no decir que nunca se ha dado.
2. Que la innovación que mejora nuestra calidad y expectativas de vida llega de la mano de ese sistema que nos empeñamos en demonizar. 

Finalizo analizando una propuesta reciente para reducir la demanda de servicios sanitarios: la factura. La idea básica es que una persona recibe una factura cada vez que va al  médico o recibe un servicio sanitario. Supongo que habrá una teoría sicológica sobre los efectos de esa factura en el comportamiento de un enfermo. Desde el punto de vista económico no parece que vaya a afectar el comportamiento a menos que se exija su pago total o parcial. Sin embargo, la propuesta sugiere preguntas muy interesantes. Por ejemplo: quién calcula y cómo el montante de esa factura. La atención de unos minutos por parte de un médico, el uso de un edificio que cuesta mucho construir pero que dura décadas y no se gasta por mi presencia o el uso de un equipamiento caro pero que pude servir a millones de personas durante muchos años, etc. Supongo que la primera tentación es mandar facturas tan arbitrarias como desorbitadas. Lo cual sería un error doble. Si en algún momento se obligase a pagar esa factura la gente tomaría una decisión sobre su uso basada en un coste erróneo. Es como si yo no comiese naranjas porque pensase que cuestan a 200 euros el kilo. Por otra parte, si nunca se exige su pago tiene una consecuencia muy curiosa: podemos comparar esa factura con la que nos emitiría un proveedor privado. 

Notas didácticas
1. El sector usa recursos escasos con usos alternativo. Algunos ejemplos serían el trabajo cualificado, los edificios, el equipamiento técnico o la información muy sofisticada. Los costes vienen determinados por el uso de un recurso con un uso alternativo y no por la existencia de un desembolso monetario inmediato.

2, Los precios sirven para regular el acceso a un recurso escaso. Cuanto más alto sea el precio más limitado será el acceso. La escasez no se elimina bajando el precio. La bajada de precio sólo elimina el papel del precio como regulador de la escasez. La escasez se elimina aumentando la cantidad del producto escaso. 

3. La preocupación del Ministro de Industria estaría justificada si el aumento del gasto en transporte y hostelería en las vacaciones se debiese a una subida de precios. En el sector turístico esperamos que la competencia entre proveedores limite esas subidas. Sin embargo, competencia es una palabra maldita en el sector sanitario y en otros servicios de provisión pública.

4. Se menciona la dificultad de calcular costes cuando se usan activos fijos difícilmente divisibles. 

viernes, 1 de octubre de 2010

El gobierno regional tira el dinero en lavadoras

El petróleo se agotará en algún momento de este siglo y mis alumnos pueden ser testigos. Yo les invito a que piensen en ese día aciago. En el momento de repostar los cien litros de gasolina del todo terreno de dos toneladas que usan para ir al gimnasio. Si se concentran pueden escuchar los estertores del surtidor cuando trata de bombear el último litro de combustible. Supongo que mi amigo Epi puede hacer un corto con esta escena y los electores votar con ella en mente pero, económicamente, no tiene mucho sentido.

Bastante antes de que se agote físicamente, el petróleo será cada vez más difícil de extraer. En nuestras visitas a la gasolinera notaremos que el combustible es cada vez más caro. Los conductores buscarán alternativas como usar menos el automóvil (caminar en vez de ir al gimnasio), comprar vehículos más pequeños, que usen menos combustible y, finalmente, que usen otro tipo de combustible. La disponibilidad de ese tipo de vehículos es el desarrollo normal de una industria basada en empresas que quieren seguir vendiendo coches y consumidores que quieren usarlos a pesar de que los combustibles fósiles sean cada vez más caros. En resumen, el modelo económico básico sugiere un mundo en que los pozos de petróleo sean abandonados con una cantidad física más que razonable de materia prima en su interior.

Por cierto, si no estuviésemos tan entretenidos admirando las hogueras de neumáticos en las autovías radiales “gratuitas” y cantando emotivos himnos mineros nos sería más fácil reconocer estas características en el carbón.  

El sábado pasado mi lavadora de once años se paró. En la tienda de electrodomésticos comprobé que las nuevas lavadoras no tenían un precio exagerado pero, sobre todo, gastan mucha menos electricidad. Una característica importante a la hora de tomar la decisión de repararla o retirarla. Pero los detalles más interesantes vienen a continuación:


1. Existe una subvención del gobierno regional de noventa euros para quien decida cambiar una lavadora vieja por una que ahorre energía. 

2. Esa subvención tiene un presupuesto asignado a principios de cada año y en este momento estaba agotada.

Es decir, salgo a hacer un recado y me encuentro al gobierno regional dando una subvención de dudosa utilidad, sin tener en cuenta las condiciones del ciudadano que las recibe y usando una cantidad arbitraria de dinero para ello. La subvención ataca el problema por el lado equivocado, produce efectos que espantarían a los electores si los entendiesen pero, sobre todo, está diseñada sin pensar en el fondo del problema. 




Lado equivocado del problema.

Con precios de electricidad crecientes los consumidores comprarán y las tiendas venderán modelos cada vez más eficientes sin necesidad de esa subvención. Los consumidores pueden hacer el cálculo y decidir si el ahorro en la factura eléctrica les compensa el coste de comprar un nuevo aparato en vez de reparar el viejo. El único problema es que el precio de la electricidad no recoja todos los costes. Por ejemplo, el coste ambiental.  En ese caso, desde un punto de vista ambiental, se reparan más lavadoras anticuadas de las que sería deseable. Pero la solución es que el precio de la electricidad recoja esos costes y los consumidores tomen sus decisiones. 


Efectos indeseables
La subvención puede subir el precio de las lavadoras. Se ve con claridad cuando hay una única tienda vendiendo una única marca de lavadoras. Si los consumidores pagaban 300 ahora pueden pagar 390 sin problemas. El caso no es tan extremo en electrodoméstico pero existe alguna sospecha de que las subvenciones recientes a la compra de automóviles llevaron a subidas de precios.


Diseño poco cuidadoso de la intervención.
Voy a terminar este comentario reconociendo que quizás sí existe un problema en el proceso de renovación de bienes duraderos más eficientes en el uso de la energía. Aunque el precio de la energía recoja todos los costes de producción el consumidor se encuentra antes una tesitura complicada. Puede ahorrar cinco euros al mes con la nueva lavadora pero cuesta trescientos que quizás no tenga en este momento. El ahorro de energía le permitiría pagar los trescientos euros en cinco años más algún tiempo adicional para cubrir los intereses del préstamo. El problema es que no está claro que exista un crédito al consumo por esa cantidad  y con esos pagos. Mucho menos un crédito que se le conceda a cualquiera que se le rompa la lavadora. 

El caso es que yo veo una oportunidad a cuatro bandas. La primera para la entidad bancaria que sea capaz de pensar en ese tipo de crédito. La segunda para el fabricante de lavadoras que sea capaz de incorporarlo a su proceso de ventas. La tercera para la compañía distribuidora de electricidad que sea capaz de ligar ahorros en el recibo de la luz con pagos del crédito. La cuarta para el gobierno regional que reconozca que un programa de avales bancarios que reduzcan el coste financiero de la operación puede ser más barato, llegar a más contribuyentes y tener menos efectos indeseados que dar una subvención.

Los gobiernos deberían ser más reflexivos para que no se cumpla el dicho que se le atribuye a Ronald Reagan: si funciona ponle un impuesto, si sigue funcionando súbeselo y si deja de funcionar dale una subvención.  

miércoles, 11 de agosto de 2010

El conjuro

En UW-Madison tuve la oportunidad de conocer a varias personas que habían hecho todo el recorrido desde una choza en África al laboratorio de un Premio Nobel. Una combinación de talento, perseverancia y golpes de suerte más la obsesión americana por contar con personas especiales producen ese fenómeno. Supongo que es evidente que ese tipo de personas tiene una visión muy especial del mundo y que es un placer hablar con ellos de cualquier cosa.

Una de esas personas invitó a su madre  a pasar un tiempo con él. En los primeros días de la estancia él sacó dinero de un cajero en una calle más bien oscura de Chicago. A partir de ese momento, su madre empezó a comportarse con una gran frialdad, apenas le hablaba  y le hizo saber que la estancia iba a ser mucho más corta de lo planeado. Con mucha paciencia logró averiguar cuál era el problema. Su madre le dijo que no podía creer que él conociese un conjuro que permitía sacar dinero de las paredes y que no lo compartiese con ella y con el resto de la tribu. En resumen, él tenía la solución a todos sus problemas y por alguna razón inexplicable no la compartía.   

Espero no tener que explicarle a ninguno de mis alumnos que él no tenía la solución de ningún problema. Este malentendido es de un nivel que hace que todos sonriamos con la anécdota. Pero quizás no lo deberíamos hacer porque somos víctimas de cientos de malentendidos como ese.

Vivo en una ciudad que está empezando a hacer las obras de un tranvía que cuesta unos 80 millones de euros. La cifra real es desconocida ya que el proyecto ha sufrido varios recortes pero el coste se ha incrementado con cada uno de ellos. El argumento básico a favor es que sale gratis. Podemos recorrer el país por autovías de costes asombrosos pero se dice que las autovías son gratis. Acudimos a médicos bastante bien pagados que usan equipamiento de coste astronómico pero decimos que el médico es gratis.

Yo me reí de la ocurrencia de la mujer africana porque estaba seguro de poder convencerla en unos minutos de que el cajero tenía una conexión mágica con la baldosa de casa bajo la que se guarda el dinero. No estoy seguro de poder hacer ese trabajo en varios años con los ciudadanos y menos con sus dirigentes.

Hace ya un tiempo, convencí con facilidad a mi hijo de que una máquina que pudiese imprimir lonchas de jamón sería más efectiva para solucionar el hambre que una máquina que imprima billetes de cien euros. Al poco tiempo, subió escandalizado del parque porque los jubilados estaban considerando la posibilidad de la emisión ilimitada de dinero como solución a la crisis. Estos jubilados son un caso de estudio sociológico. Son capaces de hacer asombrosas afirmaciones económicas favorables al gobierno de turno. Entiendo que la fuente de tales sinvergonzonerías es la televisión. Entre dos programas de telebasura o incluso dentro de alguno de ellos se van soltando esas consignas. Recuerdo una ya olvidada que decía que los inmigrantes habían venido a pagarnos las pensiones. La naturaleza internacional de la crisis es otra que siguen repitiendo. Alguna vez he intentado exponer mi punto de vista pero enseguida me tachan de antipatriota, de insolidario, etc.

Me he encontrado a personas con altas responsabilidades políticas y empresariales con ideas asombrosas sobre el dinero. La reacción suele ser violenta cuando les recomiendo la lectura de dos páginas de un libro divulgativo de Krugman de mediados de los años 90. No pueden creer que la cosa funcionen de esa manera tan sencilla y me replican que sería mejor que yo leyese El Capital, La Riqueza de las Naciones o Teoría General del empleo, el Interés y el Dinero. Es decir, yo les ofrezco dos páginas sencillas que podrían solucionar su problema para siempre y ellos tratan de enterrarme en miles de páginas de prosa compleja y contenido discutible.

En resumen, yo sería más benevolente con la mujer africana dado que la mayoría de nuestros ciudadanos y dirigentes tienen una comprensión muy parecida de fenómenos sencillos que afectan a su bienestar presente y futuro.  

viernes, 7 de mayo de 2010

El libro de Epi: León sin prisa.











Hace unos días tuve el placer de intervenir en el acto de presentación del libro León sin Prisa de mi amigo, estudiante y maestro Epi. La primera sorpresa llegó unas semanas antes cuando observé los títulos que me otorgaba la tarjeta de presentación del evento en El Corte Inglés: profesor de Teoría Económica y escritor.


El caso es que no me gustan los títulos en general y, en particular, no creo que estos sirvan para definir mis capacidades o intereses. Por un lado, cualquiera que lea este blog será consciente de mis limitaciones como escritor. Me gusta mucho intercambiar ideas y escribir es una manera eficiente de hacerlo pero ahí se queda la cosa. Tampoco me gusta el título de Profesor. Es un título académico que implica que me pagan por hacer cosas por las que yo debería pagar. Entre ellas, poder pensar libremente sobre temas económicos y tener el privilegio de trabajar a diario con personas jóvenes, inteligentes y trabajadoras. Sin embargo, prefiero pensar en mí como instructor de Teoría Económica. De Teoría Económica porque yo creo que no hay nada más práctico que una buena teoría. Instructor porque es el adjetivo con el que se designa al encargado de un curso en el catálogo de algunas grandes universidades. Tú tienes el título y el salario que hayan tenido a bien otorgarte pero cuando llega la hora de la verdad eres lo que eres: un instructor. Otra palabra que usan mucho los americanos y que a mí me entusiasma es entrenamiento (training). Indica que la enseñanza va más allá de leer (lecture) o memorizar unos contenidos y consiste en hacer determinadas actividades que mejoren tus habilidades. Yo creo firmemente que todo se puede entrenar y Epi, el protagonista de esta entrada, afirma que: “no hay nada que dé más suerte que entrenar mucho”.



Antes dije que Epi había sido mi estudiante porque que tuve la suerte de dirigir su trabajo de doctorado en el que usábamos modelos básicos de teoría económica y análisis empírico para entender un poco mejor el crecimiento de la ciudad de León asociado al declive de la provincia. En ese ámbito, a mí me tocaba ayudar a elegir cauces conocidos por lo que sus ideas pudiesen fluir con seguridad. Dije también que él ha sido mi maestro porque su curiosidad, energía y su intensa vida han sido una fuente de aprendizaje para mí. Por tanto, considero un privilegio el haber escuchado sus opiniones sobre múltiples cuestiones adornadas de vivencias en distintos lugares: el pueblo en la montaña, la escuela de maestros (normal), la ciudad de León, Bilbao, la facultad de Económicas de Sarriko, Londres, la universidad en Londres, etc.

Pues en esas estábamos. Me tocaba subir al estrado en una presentación de un libro en calidad de escritor y acompañando a dos escritores de verdad: Juanmi Alonso y Juan Carlos Pajares. Intenté rechazar educadamente la invitación pero Epi me dijo que le gustaría que estuviese como contrapunto y como representante de la parte de su vida ligada a la investigación universitaria y a la enseñanza de la Economía. Acepté y tardé poco en darme cuenta de que podía hacerlo si evitaba actuar como el escritor que no soy e intentaba dar la opinión honesta del lector que sí soy. Adicionalmente, tras muchos años de entrenamiento no puedo dejar de ver todo el proceso en términos económicos y pronto se me ocurrió un comentario en tal sentido.

La opinión del lector que soy sobre el libro es muy positiva ya que ha heredado lo mejor de su autor: la curiosidad, la energía, la laboriosidad, la cultura, la profesionalidad, el rigor o la capacidad de análisis. Es importante darse cuenta de que el autor podría tener esas cualidades y, sin embargo, ser incapaz de trasmitirlas a una cuartilla en blanco. Para la mayor parte de los mortales suele ser un ejercicio de humildad tratar de escribir la más simple de las ideas o sentimientos. A partir de ahí, se puede empezar a entender lo que significa escribir unos cientos de páginas describiendo lugares, gentes, historias y sentimientos en un viaje alrededor de la mitad de la provincia de León. En ese sentido, Epi ha hecho un gran trabajo escribiendo un volumen amplio, lleno de contenido pero que es ameno, que fluye y que deja al lector con ganas de retomar la lectura. Un detalle que agradezco mucho es que nunca se ha sentido en la necesidad de demostrar que es un gran escritor. No ha caído en la tentación de escribir una página recargada en la que se deja de lado el tema principal del libro para recrearse en una suerte de demostración de dominio del lenguaje. Creo que con demasiada frecuencia grandes autores sucumben a esta tentación.

El libro puede ser utilizado a día de hoy para viajar mentalmente junto a Epi desde el sofá o para viajar realmente, equipado con una más que completa guía de viaje. Por otra parte, la calidad del material y la buena escritura hace que no se pueda descartar que un día su libro pueda considerarse como una buena referencia para conocer la provincia en el inicio de siglo.

Finalizo esta entrada con el comentario económico que se me ocurrió en cuanto tuve el libro en mis manos. Los libros son objetos fundamentales en el proceso de crecimiento económico y en el bienestar asociado a él del que disfrutamos. El núcleo central de la Economía no es el dinero, ni el empleo, ni el consumo aunque todos ellos son temas de gran importancia. El elemento unificador de todos estos y muchos más temas es la escasez. Una cosa curiosa es que es difícil convencer a los estudiantes y al público en general de este aspecto ya que en notorias ocasiones parece que más que a un tema de escasez nos enfrentamos a un problema de reparto desigual. Por eso es importante recurrir a un objeto en el que la escasez es notoria y distribuida con bastante equidad: el tiempo. Los días tienen veinticuatro horas para todo el mundo y los más afortunados tienen unas pocas décadas para disfrutar de los días. Si Epi hubiese dedicado un montón de horas a departir con un reducido grupo de amigos podría haberles transmitido parte de las ideas que hay en el libro. Pero si quisiera hacer lo mismo con un segundo grupo de amigos tendría que volver a emplear un montón de horas. Sus horas son escasas y tienen que ser dedicadas a un buen número de actividades. Sin embargo, al escribir un libro las horas que usó para escribirlo sirven para un lector o para un millón. Es decir, el libro multiplica automáticamente el número de horas que Epi dedicó a escribir el libro por el número de lectores. De este modo, uno puede ir a la biblioteca pública, pedir prestado un libro de, por ejemplo, Newton y compartir con él unas horas. A pesar de que su tiempo en este mundo fue escaso y se agotó hace varios siglos. La transmisión de ideas, sobre todo si es por métodos tan eficientes como la escritura, multiplica casi indefinidamente algo muy escaso como es el tiempo de las personas con talento. Esta circunstancia es lo más cerca que los procesos productivos han llegado a la bíblica “multiplicación de los panes y los peces” y es una parte fundamental de nuestro progreso y bienestar creciente al eliminar la escasez de algo tan importante como son las ideas.

martes, 16 de marzo de 2010

ACCIONA puede ahorrar pero el sistema público de salud no puede

Hace unos días, cuando entraba apresuradamente en la Facultad por la puerta lateral, observé a dos trabajadores del servicio de jardines del ayuntamiento manejando un compresor y una carretilla de obra. El hecho de que la ropa de trabajo de los empleados llevase el anagrama de una empresa privada (ACCIONA) me hubiese permitido escribir esta entrada aunque no con la misma efectividad. Pero el detalle me pasó totalmente desapercibido, como al resto de los ciudadanos de León. Tras una pequeña batalla política cuando se tomó la decisión ya nadie se fija en los operarios de jardines. Quizás por eso, en vez de al anagrama de ACCIONA mis ojos fueron derechos al anagrama del compresor: GAM.
La empresa GAM nunca me pasa desapercibida por dos razones. La primera es de tipo personal. Yo conocí a Pedro Luis, el Presidente de GAM, cuando estudiaba en Oviedo y todavía coincidimos de vez en cuando en actos académicos. La segunda razón es porque GAM es una exitosa idea empresarial con importantes fundamentos económicos. De hecho, su modelo de negocio es pura teoría económica de la producción.
Es este tema de la teoría  de la producción el que me interesa analizar. En principio, ACCIONA o yo mismo podemos comprar un compresor. ¿Por qué me interesa entonces alquilarlo a GAM en vez de comprarlo?
Se me ocurren dos razones que analizo con detalle más abajo:
1. Puede que salga más barato alquilar que comprar incluso cuando lo uso todo el tiempo.
2. Puedo alquilarlo sólo cuando lo necesite.  

1. ¿Por qué puede salir más barato alquila un compresor a GAM que comprarlo?
a. Por la propia estructura del negocio, GAM compra a mayor escala a la que comprarían las empresas a las que alquila. Por tanto, puede comprar a mejor precio.  
b. Los costes fijos de mantenimiento y gestión puede repartirlos entre más maquinaria que cualquiera de las empresas que le alquilan el equipamiento.
c. Puede gestionar los tiempos muertos de la maquinaria al combinar las operaciones de las numerosas empresas a las que alquila. Los tiempos muertos de las diferentes empresas no tienen porque coincidir y se pueden conseguir más horas de funcionamiento por cada máquina.

2. Alquilar solamente el tiempo que necesite la maquinaria
Adicionalmente a los ahorros que consigue GAM, alquilar el equipamiento sólo durante el tiempo que lo use me permite gestionar cambios en mi demanda como empresa. Es decir, yo transfiero mi riesgo particular de caída de mi demanda a GAM que lo gestiona alquilando ese equipamiento a otra empresa que no haya tenido la caída de demanda que yo he tenido. 

Hasta ahora he descrito las razones por las que puede ser interesante alquilar una pieza de maquinaria en vez de comprarla. Básicamente, GAM puede hacer esa operación con gran eficiencia. Sin embargo, el tema de la gestión de riesgos de demanda individuales empieza a mostrar el talón de Aquiles del modelo de negocio de GAM. Si yo sufro una caída de demanda devuelvo la maquinaria a GAM y ellos se la alquilan a otra empresa que no haya tenido el mismo problema. Sin embargo, cuando la caída de la demanda es generalizada todas las empresas van a devolver la maquinaria al mismo tiempo y  no hay gestión posible. Sólo queda aceptar la pérdida. De hecho, sospecho que esta es la circunstancia económica adversa que vive actualmente GAM con la parada de actividad en el sector de la construcción.

La enseñanza general es que una empresa como ACCIONA puede tener buenas razones para externalizar una actividad dentro de su proceso productivo. Es decir, alquilar la maquinaria en vez de tener un departamento de maquinaria, talleres, mecánicos, etc. Esta idea me llevó a terminar esta presentación a los alumnos preguntando si deberíamos privatizar la sanidad. La respuesta fue una negativa unánime que yo comparto con algún matiz. Pero entonces pregunté si se podría externalizar (encargar a laboratorios privados) los análisis clínicos. Mi experiencia indica que proporcionan resultados en el día a un coste de unos pocos euros mientras en la Seguridad Social puedes esperar más de una semana y el coste es desconocido. La respuesta volvió a ser negativa pero esta vez pregunté ¿Por qué ACCIONA puede externalizar una operación y el sistema de salud no puede? ¿Sobra el dinero en el sistema de salud? ¿No importan los costes? 

lunes, 8 de marzo de 2010

La sorprendente idea de Robert Solow

No voy a usar muchas palabras para explicar por qué es importante el crecimiento económico. Un crecimiento de un tres por ciento de la renta per cápita durante veinticinco años (una generación) puede duplicar el nivel de vida de una población.  Este resultado por si solo llevó a Robert Lucas a afirmar que una vez que se empieza a pensar en este tema es difícil pensar en otra cosa. 
Estos días estamos en clase intentando entender el modelo que Robert Solow propuso en 1957 para explicar los rudimentos del crecimiento económico. Si tuviese que resumir en una frase el modelo de Solow diría: no describe con gran precisión la causa del crecimiento económico pero sí muestra con claridad que una variable clave no es la causa y seguro que te sorprenderá saber de qué se trata. 
Una de las primeras preguntas que hago a los alumnos es cuál creen que es la variable básica que explica el crecimiento económico. No tardo mucho en obtener la respuesta que necesito: la inversión.  Se trata de una respuesta que está en la mente de todos y que es intuitivamente atractiva. Por una parte, tenemos gente que quiere trabajar y si un proceso de inversión consigue máquinas, factorías e infraestructuras para ellos podrán producir más bienes y servicios. Es decir, será posible crecer. El modelo de Solow muestra con claridad que la inversión no puede explicar el crecimiento. Con esta simple y contundente afirmación creo haber conseguido varios objetivos: confundir a mis lectores y ponerlos en guardia ante tan extraño giro del artículo.
A continuación, voy a intentar proporcionar un par de ejemplos parecidos al de la inversión a ver si suavizo la posición del lector más escéptico. Empiezo con uno fácil pero atractivo para la mayor parte de la población: ¿Cuál es la explicación de la estatura de Paul Gasol? 
El equivalente a la inversión en este ejemplo sería la alimentación. Es un tema complicado porque es cierto que Gasol tuvo que comer mucho y bien para llegar a ser tan alto. Al mismo tiempo, es cierto que sí no hubiese comido tanto y tan bien su estatura hubiese sido menor. Pero todos sabemos que la misma alimentación en otra persona no hubiese conseguido la misma estatura.  Es decir, todos entendemos que la genética es la explicación y la alimentación es algo que va paralelo al crecimiento pero no causa el crecimiento. 
Del mismo modo, la inversión va paralela al crecimiento, no puede haber crecimiento sin inversión, se puede parar el crecimiento si se detiene la inversión pero, por otra parte, se puede invertir mucho sin lograr crecer gran cosa.
Paso al segundo ejemplo deportivo.  He observado un inquietante patrón que afecta a los futbolistas de élite en nuestro país. Llegan con una fama increíble, se ponen a anunciar natillas en la televisión, suben de peso hasta que tienen dificultad para moverse y son despedidos.  Ahora, imagina que trabajas como preparador físico en un equipo y observas que un jugador con gran talento ha ganado peso y ha perdido forma física. Volver a este jugador a su nivel de juego habitual es cuestión de alimentación y entrenamiento.  Este procedimiento es distinto a aplicarle la misma dieta y programa de entrenamiento a un jugador sin talento. Es decir, hay algo misterioso detrás de ser un buen jugador que no está relacionado con la alimentación y el entrenamiento a pesar de que no se puede ser un buen jugador sin una correcta alimentación y entrenamiento.
El fenómeno que he tratado de describir es muy frecuente en ciencias sociales. Dos cosas ocurren al mismo tiempo y es fácil pensar que una causa a la otra cuando en realidad las dos son causadas por una tercera fuerza quizás no tan fácil de determinar.  
¿Por qué juegan la alimentación y la inversión papeles parecidos? Básicamente, porque el efecto de ambas no es lineal. La primera ración de comida para un hambriento es mucho más importante que la segunda, ésta más que la tercera, etc. En la inversión, un ordenador es un gran avance aunque haya que compartirlo en clase entre 10 personas. Si son cinco personas las que lo comparten estamos mejor, dos es mejor, y mejor todavía uno por cabeza. Pero los cambios de productividad son cada vez más pequeños. Por ejemplo, tener dos ordenadores per cápita seguro que mejora las cosas que podemos hacer pero no tanto como la mejora que ocurre al pasar de no tener ningún ordenador a poder compartirlo entre diez. 
El modelo de Solow determina de forma matemática que la inversión acompaña al crecimiento pero no es su causa. ¿Apunta el modelo alguna causa básica del crecimiento económico? Sugiere un elemento genérico cuyos detalles no discute: la tecnología entendida como saber hacer. En el ejemplo del ordenador está claro que la caída de la productividad de los ordenadores a medida que tenemos más se puede reducir si pensamos en hacer con ellos cosas más distintas o innovadoras. 

domingo, 21 de febrero de 2010

Una entrada a favor del mercado con la que está cayendo.

Mañana comienza el curso de Crecimiento Económico que imparto en el segundo cuatrimestre en la Universidad de León desde hace diez años. En los dos años anteriores a estos diez, hice algo parecido en Oviedo dentro de la asignatura de Macroeconomía Avanzada II. Supongo que mucha gente piensa que soy muy raro pero yo creo que simplemente soy afortunado. Estoy deseando ir a trabajar mañana. Especialmente, porque por la mañana continuamos con el curso anual de Microeconomía. Mañana toca hablar del modelo de Competencia Perfecta. 
Obviamente, un mar separa la pasión que yo siento por el tema de la indiferencia de la mayor parte de la población. En mi madurez he tratado de que mis alumnos sientan un poco más de esta pasión y un poco menos de aquella indiferencia. 
En los últimos días de septiembre uso el truco del lápiz de Friedman para motivar a mis alumnos. Un simple lápiz de mi escritorio contiene una labor de coordinación inmensa (madera, mina, pintura, transporte y miles de pequeñas tareas) y, curiosamente, a un coste ridículo. Aunque yo uso unos lápices muy caros supongo que se pueden comprar otros por unos pocos céntimos de euro. En mis notas personales que comparto en internet con mis alumnos he cambiado el ejemplo de Friedman por el simple hecho de ir a tomar café a la lamentable cafetería universitaria. El café que te sirven supone una ingente labor de coordinación que implica a agricultores colombianos, a transportistas, a empresarios leoneses, a agricultores del páramo leonés, a camareros ecuatorianos, a fabricantes de loza chinos, etc. No suelo ir muy a menudo pero sospecho que cuesta menos de un euro. Tratar de entender ese misterio debería ser suficiente motivación para un alumno. Sobretodo, si se entiende que el mercado, en el que todos participamos, es un fantástico instrumento de coordinación al que debemos gran parte de nuestro bienestar y alguno de nuestros problemas.
Por este motivo, me entristece la actitud de los políticos con respecto a este tema. Me da tanta pena cuando un político lo propone como solución cuando el libro introductorio dice que no lo es como cuando otro lo usa como excusa para su incompetencia. 
Para mí el mercado es como un río. Produce grandes beneficios y algún disgusto. Se conoce su funcionamiento a grandes rasgos pero se ignoran cosas importantes. Se puede regular pero hay que tener cuidado para que la regulación no lo seque. En resumen, es tu responsabilidad entender su dinámica para aprovechar los beneficios y limitar los problemas. En ese contexto, sería pueril acusarle de las cosas malas y tratar de castigarle por ello. 
De hecho, el ejemplo del lápiz y del café es parte de la respuesta a una pregunta que flota en el aire en nuestro país en este periodo de crisis. ¿Qué sector o actividad creará los puestos de trabajo que nos sacarán de la crisis?
Si le preguntas al Presidente del Gobierno te dirá que eso lo decidirán tres lumbreras que ha nombrado para una comisión que gestionará un pacto. Si le preguntas al Jefe de la Oposición se callará y como mucho mencionará un oscuro recorte de impuestos y gasto público. 
Si le preguntas a un pobre hombre como yo te dirá que no tiene ni idea. No sabe qué sector o actividad emergerá de esta crisis del mismo modo que no sabe fabricar lápices ni hacer café. Este último punto hay que matizarlo. En mi escritorio hay una taza de café gourmet que me he preparado con una cafetera italiana. Pero yo no he cultivado el café, no lo he transportado, no lo he comprado, no lo he mezclado, ni lo he molido. De hecho, mi madre lo compra y mi padre lo mezcla y lo muele. Del mismo modo, no tengo ni idea de cómo se consigue que el Carrefour esté lleno de productos tan variados. Sólo sé que es el resultado del esfuerzo conjunto de millones de personas que tratan de hacer un servicio a otros y que intercambian por otros productos o servicios que ellos no pueden hacer. Por tanto, la solución a la crisis vendrá por el mimo a las fuerzas de mercado sin llegar a su adoración. El libro introductorio dice que hay cosas que el mercado no puede hacer o que no sabemos regularlo para que las haga. Por ejemplo, la distribución de la renta. 
Si habéis leído con atención, esta afirmación les da la razón parcialmente al presidente del gobierno y al  jefe de la oposición. El presidente insiste en que la crisis no puede afectar en exceso a los más desfavorecidos y  yo le doy la razón en tanto en cuanto reconozco que las soluciones de mercado no son aceptables desde el punto de vista de la distribución. El jefe de la oposición pide una bajada de impuestos y una reducción de gasto. La reducción de gasto no tiene porque afectar a la ayuda a los más desfavorecidos. Supongo que puede afectar a otras partidas. Por tanto, su propuesta se puede ver como un intento de que las actividades privadas tengan un mayor papel en proporcionar una solución a una incógnita para la que yo no tengo una respuesta. Al mismo tiempo, me tiemblan las piernas pensando en la solución que van a dar las tres o cuatro lumbreras que están diseñando el pacto. 

lunes, 25 de enero de 2010

Subvencionando aerolíneas.

Los periódicos asturianos han publicado que Air Europa pondrá tres vuelos diarios de Madrid a Asturias a partir del próximo mes de junio. No he visto la cifra en ningún sitio pero se entiende que el gobierno regional va a subvencionar estos viajes con un acuerdo publicitario con la aerolínea.  Esta noticia constituye un gran ejercicio para mis alumnos que, cuando vuelvan de sus exámenes de febrero, tendrán que estudiar qué pasa cuando en un mercado hay muchos operadores, unos pocos o sólo uno.
El acuerdo no es ni mucho menos insólito en el ámbito europeo pero es difícil de racionalizar con un modelo económico en la mano. Trato de explicarme.
Si Iberia es el único operador en  esta ruta puede comportarse como un monopolio.  En general subirá los precios hasta que subirlos una unidad más bajaría los viajeros tanto que reduciría los beneficios. Si entra una segunda aerolínea en la ruta los precios tienen que bajar. De otro modo, ¿cómo iban a convencer a nuevos viajeros para subir a los nuevos asientos disponibles?  Al bajar los precios disminuiría la suma de los beneficios de ambas líneas aéreas. No pueden ganar más entre las dos con precios más bajos porque sino esa estrategia de bajada de precios ya habría sido implementado por Iberia cuando estaba sola en el mercado.  Estos beneficios se distribuirán entre las dos dependiendo de sus respectivas cuotas de mercado pero podrían fácilmente llegar a ser menos de la mitad de los que tenía la aerolínea monopolista originalmente.  


Los beneficios de cada aerolínea cuando operan las dos pueden no ser suficientes para que entre una segunda aerolínea. Esa parece que es la situación en Asturias donde ninguna aerolínea parecía interesada en entrar en el mercado. De hecho, otra aerolínea había abandonado ese mercado hace unos meses.


En ese punto, entra el gobierno regional y pone  encima de la mesa el dinero que hace que la segunda línea aérea entre a operar en esa ruta. Ahora supongamos por un momento que las dos líneas aéreas son parecidas. Resulta que la Iberia (sin subvención) estaría ahora en la posición de la aerolínea que no consideraba suficiente el beneficio para entrar a operar en la ruta. ¿Por qué no deja de operar? ¿Por qué no protesta vehemente por la subvención a una competidora que la pone a ella en una difícil situación?


Una respuesta podría ser que el supuesto de igualdad de las dos líneas aéreas es falso.  Podría ser que Iberia tuviese alguna característica que le hiciese ser capaz de operar satisfactoriamente sin subvención en presencia de un competidor subvencionado. La razón podría ser que Iberia está mucho mejor gestionada o tiene una estructura más favorable para operar vuelos. En ese caso, Iberia debería protestar por la subvención a un competidor peor gestionado o  con una estructura empresarial menos eficiente.


La subvención tendría sentido en el siguiente contexto. Iberia podría haber estado jugando a la depredación de precios. Cada vez que un competidor trata de entrar en la ruta, usa su músculo financiero para bajar los precios hasta límites que el competidor no puede soportar. En este caso, la subvención puede hacer que la bajada de precios fuese mucho más difícil para Iberia. Sin embargo, ¿No existen instrumentos legales para evitar la práctica de bajar los precios para que no entre un competidor?    

viernes, 22 de enero de 2010

¿Qué opinan los distribuidores de bebidas de la prohibición de fumar en los bares?

La Ministra de Sanidad ha anunciado un endurecimiento de la ley del tabaco. Supongo, que  la idea que sopesa es la prohibición total de fumar en espacios públicos cerrados.  La medida afectaría principalmente  a los bares.
Treinta segundos tras el anuncio de la Ministra sale el representante de los hosteleros diciendo que esa ley será la ruina del sector con unas pérdidas de tropocientos millones de euros, el cierre de todos los bares y la pérdida de empleo asociada.
En este punto ya no estamos en discusiones filosóficas sobre la pérdida de libertad sino en el ámbito del análisis empírico de la economía en la que he tenido la fortuna de ser entrenado y el privilegio de trabajar.
Siempre me pregunto qué técnica econométrica usarán para hacer estas estimaciones. A estas alturas, estoy convencido de que usan el estimador de los cinco dígitos basculantes que me enseño mi antiguo alumno y muy querido amigo Rubén.  Se trata simplemente de extender la mano con la palma hacia abajo y girarla de derecha a izquierda.
¿Cuál sería la metodología adecuada para estimar las pérdidas asociadas a la prohibición?
El libro "Mostly Harmless Econometrics" describe una manera interesante de enfrentarse a este tipo de preguntas.  Los autores proponen  pensar en el experimento ideal que te permitiría estimar esta pérdida. En mi opinión, el experimento ideal sería meter en una bolsa unas fichas con el nombre de cada provincia española. A continuación, una mano inocente extrae la mitad de las fichas. En las provincias que se han extraído se prohíbe fumar y en el resto se quedan como están.  A continuación, se sortean una serie de bares en todo el país y se comienzan a monitorizar con detalle: clientes, ventas, etc. La comparación de medias entre los bares que están en provincias que no se fuma y las que se fuma nos daría la respuesta exacta sobre los efectos de la prohibición.
Obviamente, el experimento ideal suele ser imposible. Pero si no existe el experimento ideal lo que es imposible es lograr una estimación. Se trata de una cuestión fundamentalmente no identificada (FUQs en sus siglas en inglés) y no importa las técnicas que uses, los datos de que dispongas o lo listo que seas. No es una mala manera de pensar para evitar respuestas falsas a preguntas imposibles escondidas bajo una gran sofisticación matemática y técnica. 
Puesto que el experimento ideal es imposible ¿qué tipo de técnicas se podrían aplicar? Se podrían mirar los datos de bares el mes antes y el mes despues de la implantación de la ley. Habría que tener en cuenta que la ley puede tener algún efecto temporal que se difumine en el tiempo. Este problema se resolvería midiendo la asistencia y gasto a bares durante un año antes y un año después de la entrada en vigor de la norma.
A diferencia del método ideal pero no factible, este método tiene diversos problemas. Por ejemplo, si estamos en una recesión puede que el primer año fuese mejor que el segundo y se atribuyese erróneamente la pérdida por la recesión a la prohibición. El caso contrario es posible. Si se está saliendo de una recesión el segundo año es mejor que el primero y se atribuye los mejores resultados a la prohibición.  Este problema podría ser resuelto incluyendo en el modelo una variable que tengan en cuenta el paso del tiempo y pueda limpiar el efecto del ciclo económico.
Una de las cosas más fascinantes de los modelos económicos (teóricos o empíricos) es que sabes dónde empiezas pero no dónde terminas. El analista construye el modelo pero el modelo da más respuestas de las que inicialmente se buscan.  Por ejemplo, cuando estaba pensando en este tema empecé a preocuparme por la fiabilidad de las cuentas de los bares, sus incentivos a mentir en las cuentas, etc. Entonces pensé que quizás no debería encuestar bares sino distribuidores de bebidas (café, agua y refrescos, cerveza, vino y licores).  
Estos datos serían más fáciles de conseguir y más fiables. La pregunta es simplemente si Coca-Cola notó en sus cuentas en Irlanda o Italia el inicio de la prohibición o cuál fue el efecto en sus cuentas tras haber transcurrido un año.
Yo no conozco la respuesta a la pregunta ni sé si se ha hecho este estudio pero tengo una sospecha. Hasta el día de hoy he oído a los hosteleros protestar vehementemente por la prohibición de fumar. Sin embargo, nunca he oído protestar a los distribuidores de bebidas. Mi primera hipótesis es que no hay tal pérdida porque no hay tal protesta. ¿Cómo se puede interpretar entonces la protesta de los hosteleros? Mi hipótesis es que protestan por lo que pueden protestar que es la pérdida de recaudación pero su preocupación es otra. En concreto, creo que su problema real es convertirse en gendarmes sin pistola. Es una ley de difícil cumplimiento y ellos están en el campo de batalla sin armas. Los clientes no les harán caso y el gobierno les multará. Ellos no quieren esa posición que sí tiene un coste para ellos y no el aumento o la diminución de recaudación. Si mi hipótesis fuese cierta, la búsqueda de consensos para la ley debería tenerla en cuenta.
Un último comentario que muestra el poder de la modelización. El solo hecho de escribir la lista de productos que se vende en hostelería (café, agua y refrescos, cerveza, vino y licores) sugiere que no todos se van a comportar igual con la prohibición. Algunos de estos productos van muy unidos al consumo de tabaco (café y licor) mientras otros casi son antagonistas (vino de calidad).  Otro tema que se podría analizar.  



lunes, 18 de enero de 2010

Cajas negras

Siempre me han interesado las cajas negras. Es decir, aquellos objetos o fenómenos en que está claro qué cosas entran y salen pero no qué pasa dentro. Trabajamos con multitud de cajas negras. Dentro del ordenador en que escribo ocurren multitud de fenómenos que no entiendo. Desde el  punto de vista económico, quizás sea una buena idea que no los entienda. Me llevaría demasiado tiempo y no podría dedicarme a hacer las cosas que entiendo si es que esas cosas existen. Sin embargo, de vez en cuando es importante entender qué pasa dentro de una caja negra porque ayuda a descartarla si creemos que no funciona bien, a arreglarla o a crear una nueva.

En Economía existen multitud de cajas negras. Muchas lo son para el público en general y algunas lo son para los especialistas. Empecemos por una historia sorprendente sobre una caja negra.
Un inventor descubre un procedimiento fantástico que transforma diferentes cereales en teléfonos inteligentes tipo IPhone. Los camiones llegan a una pequeña nave y descargan el cereal en una tobera. En otra parte de la nave salen perfectamente ordenados y empaquetados los teléfonos móviles. El inventor recibe homenajes y le entrevistan en Tómbola como representante genuino del nuevo modelo productivo y de la sostenibilidad. Hasta que un día, un avispado periodista con carrera universitaria revisa los alrededores de la nave y descubre una conducción que baja hasta el puerto. Allí, el cereal es cargado en barcos que se dirigen a Asia. Los mismos barcos vuelven cargados con los ansiados teléfonos que son subidos a la nave por un ingenioso mecanismo. Tras la publicación del artículo el inventor es insultado en todos los sitios donde antes era alabado. Había dejado de ser un brillante inventor para convertirse en un “deslocalizador” industrial.
La historia es buena. Un día estaba comiendo una jugosa manzana al principio de la primavera del hemisferio norte y no podía dejar de preguntarme qué tecnología permitía aquel prodigio. El prodigio tecnológico es un barco parecido al del inventor fraudulento que traslada la fruta del otoño austral a la primavera boreal. 
Esta historia ha llegado a la discusión política americana. Dicen los agricultores de Iowa que los coches se fabrican en básicamente en dos lugares. En Detroit usando una tecnología tradicional (entra acero, sale coche) y en Iowa siguiendo una tecnología innovadora (entran semillas y fertilizante, se manda maíz a Corea y vuelven los Hyundais). Los agricultores que producen los coches en Iowa se preguntan por qué los suyos tienen que pagar un impuesto que los de Detroit no pagan.
La historia de la fábrica de teléfonos pone de manifiesto que el comercio internacional tiene bastante da caja negra para legos y especialistas. Los no iniciados suelen sorprenderse de los efectos similares del cambio técnico y del comercio en la productividad. Al mismo, tiempo la parábola pone de manifiesto las distintas actitudes del público ante uno y otro fenómeno.
Bromas aparte, las cajas negras abundan en nuestra vida diaria. Por ejemplo, el tratamiento de la basura. En la ciudad en la que vivo los ciudadanos dedicamos tiempo y esfuerzo a una cuidadosa selección de las basuras. Al mismo tiempo, pagamos lo que nos piden por que esos materiales desaparezcan de nuestra vista. El primer paso de la desaparición ocurre sin grandes problemas. Hasta tres camiones distintos llegan al barrio por la noche y se llevan aquello que no queremos. Sin embargo, una huelga reciente del Centro de Tratamiento Regional puso al descubierto un par de detalles escabrosos. El primero es que el diseño del contrato de este servicio no es muy bueno. La empresa cobra mucho y no parece tener ninguna responsabilidad cuando se deja de proporcionar un servicio básico y la ciudad empieza a tener un aspecto lamentable. El segundo es que un periodista con carrera universitaria fue hasta el supuesto centro de tratamiento para descubrir que se trata de un vertedero de los que se creían extinguidos.
Los materiales que los ciudadanos seleccionamos se tiran todos juntos en cualquier lugar sin ningún tipo de tratamiento o preocupación por sus efectos ambientales.
Otra caja negra interesante es la enseñanza. Dejamos a nuestros hijos a la puerta del colegio antes de cumplir tres años y esperamos llevarlos a la universidad 15 años después. ¿Qué pasa allí dentro todos esos años? ¿Se hace todo lo que se puede? ¿Se podría hacer de otro modo?

jueves, 7 de enero de 2010

Caja España, Duero, Salamanca, Soria y de todos los Santos


Tengo varios amigos que trabajan en el sector financiero. Alguno de ellos tiene importantes responsabilidades en cajas aparentemente bien gestionadas. Suponiendo que alguno lea este blog le pediría su opinión en las siguientes reflexiones. No se trata de nada sesudo sino de una muestra de mi estupor y de mi impotencia intelectual para entender lo que está pasando. 

Mi primer problema es con la profesionalidad de las personas que han dirigido Caja España hasta el día de hoy. Miro al organigrama del consejo y veo a muy pocas personas que tengan unos mínimos conocimientos de economía, banca o negocios. Todos ellos pueden ser magníficas personas pero, en mi opinión, tienen una más que dudosa cualificación para regir los destinos de una organización que tenía la responsabilidad de gestionar mucho dinero y muchos empleados. 

Mi segundo problema es con el tipo de cuestiones en las que usan su tiempo los dirigentes. En teoría nos encontramos en una crisis global. Es posible que sea más importante la segunda palabra (global) que la primera (crisis). En este contexto, tengo dificultades para imaginar a una empresa puntera discutiendo sobre si se llama Apple u Orange, a Bill Gates yendo a Sacramento a reunirse para tomar decisiones, al Departamento de diseño de Apple en California y al de ventas en Alaska. Son todas ellas decisiones que tendrían que ser el resultado de la gestión ágil de un negocio muy competitivo. De otro modo, podrían comprometer la propia competitividad si las decisiones son distintas de las que tomaría una empresa ágil y competitiva. 

Mi tercer problema es con la actitud de la población ante el problema. En el mismo periodo temporal que una caja grande se fue al garete (Caja España) una caja pequeña (Cajastur) adquirió músculo económico suficiente para que el Banco de España le encargase absorber otra caja.  Este resultado era más que esperable dada la cualificación de los dirigentes y el tipo de cuestiones a las que dedicaban su tiempo.

Cuando comentabas este problema en León todo el mundo echaba media sonrisa. La corrupción y el derroche de recursos comunes son aceptados por la población si los llevan a cabo los afines y denunciada violentamente si la llevan a cabo los contrarios. Como siempre, el mundo se divide en dos fuerzas opuestas. Los miembros de la gran mayoría social que piensa de esta manera serían fantásticos economistas que crearían modelos mucho más simplificados que los que desde la ignorancia critican. 

Una vez que ocurre el desastre se echa la culpa a todo tipo de fuerzas oscuras. Un símil puede ayudar. Imagínate que empino el codo más de la cuenta y me caigo por el balcón. Obviamente, hay tres responsables
1. Las personas que me critican y me llevan la contraria. La tristeza que me produce me lleva a beber más de la cuenta.
2. Yo por beber más de la cuenta porque podría haber tomado otra decisión.
3. La fuerza de la gravedad que inexorablemente me empuja hacia abajo. 


La 1 serían todos los culpables que se apuntarán ahora (Valladolid, Banco de España, los masones, ...).
La 2 sería los responsables de Caja España.
La 3 serían las fuerzas de mercado que, aunque en formas cambiantes, siempre han estado y siempre estarán. Entenderlas cada día un poco mejor es una actividad que recomiendo fervientemente a mis alumnos presentes y pasados.