lunes, 8 de marzo de 2010

La sorprendente idea de Robert Solow

No voy a usar muchas palabras para explicar por qué es importante el crecimiento económico. Un crecimiento de un tres por ciento de la renta per cápita durante veinticinco años (una generación) puede duplicar el nivel de vida de una población.  Este resultado por si solo llevó a Robert Lucas a afirmar que una vez que se empieza a pensar en este tema es difícil pensar en otra cosa. 
Estos días estamos en clase intentando entender el modelo que Robert Solow propuso en 1957 para explicar los rudimentos del crecimiento económico. Si tuviese que resumir en una frase el modelo de Solow diría: no describe con gran precisión la causa del crecimiento económico pero sí muestra con claridad que una variable clave no es la causa y seguro que te sorprenderá saber de qué se trata. 
Una de las primeras preguntas que hago a los alumnos es cuál creen que es la variable básica que explica el crecimiento económico. No tardo mucho en obtener la respuesta que necesito: la inversión.  Se trata de una respuesta que está en la mente de todos y que es intuitivamente atractiva. Por una parte, tenemos gente que quiere trabajar y si un proceso de inversión consigue máquinas, factorías e infraestructuras para ellos podrán producir más bienes y servicios. Es decir, será posible crecer. El modelo de Solow muestra con claridad que la inversión no puede explicar el crecimiento. Con esta simple y contundente afirmación creo haber conseguido varios objetivos: confundir a mis lectores y ponerlos en guardia ante tan extraño giro del artículo.
A continuación, voy a intentar proporcionar un par de ejemplos parecidos al de la inversión a ver si suavizo la posición del lector más escéptico. Empiezo con uno fácil pero atractivo para la mayor parte de la población: ¿Cuál es la explicación de la estatura de Paul Gasol? 
El equivalente a la inversión en este ejemplo sería la alimentación. Es un tema complicado porque es cierto que Gasol tuvo que comer mucho y bien para llegar a ser tan alto. Al mismo tiempo, es cierto que sí no hubiese comido tanto y tan bien su estatura hubiese sido menor. Pero todos sabemos que la misma alimentación en otra persona no hubiese conseguido la misma estatura.  Es decir, todos entendemos que la genética es la explicación y la alimentación es algo que va paralelo al crecimiento pero no causa el crecimiento. 
Del mismo modo, la inversión va paralela al crecimiento, no puede haber crecimiento sin inversión, se puede parar el crecimiento si se detiene la inversión pero, por otra parte, se puede invertir mucho sin lograr crecer gran cosa.
Paso al segundo ejemplo deportivo.  He observado un inquietante patrón que afecta a los futbolistas de élite en nuestro país. Llegan con una fama increíble, se ponen a anunciar natillas en la televisión, suben de peso hasta que tienen dificultad para moverse y son despedidos.  Ahora, imagina que trabajas como preparador físico en un equipo y observas que un jugador con gran talento ha ganado peso y ha perdido forma física. Volver a este jugador a su nivel de juego habitual es cuestión de alimentación y entrenamiento.  Este procedimiento es distinto a aplicarle la misma dieta y programa de entrenamiento a un jugador sin talento. Es decir, hay algo misterioso detrás de ser un buen jugador que no está relacionado con la alimentación y el entrenamiento a pesar de que no se puede ser un buen jugador sin una correcta alimentación y entrenamiento.
El fenómeno que he tratado de describir es muy frecuente en ciencias sociales. Dos cosas ocurren al mismo tiempo y es fácil pensar que una causa a la otra cuando en realidad las dos son causadas por una tercera fuerza quizás no tan fácil de determinar.  
¿Por qué juegan la alimentación y la inversión papeles parecidos? Básicamente, porque el efecto de ambas no es lineal. La primera ración de comida para un hambriento es mucho más importante que la segunda, ésta más que la tercera, etc. En la inversión, un ordenador es un gran avance aunque haya que compartirlo en clase entre 10 personas. Si son cinco personas las que lo comparten estamos mejor, dos es mejor, y mejor todavía uno por cabeza. Pero los cambios de productividad son cada vez más pequeños. Por ejemplo, tener dos ordenadores per cápita seguro que mejora las cosas que podemos hacer pero no tanto como la mejora que ocurre al pasar de no tener ningún ordenador a poder compartirlo entre diez. 
El modelo de Solow determina de forma matemática que la inversión acompaña al crecimiento pero no es su causa. ¿Apunta el modelo alguna causa básica del crecimiento económico? Sugiere un elemento genérico cuyos detalles no discute: la tecnología entendida como saber hacer. En el ejemplo del ordenador está claro que la caída de la productividad de los ordenadores a medida que tenemos más se puede reducir si pensamos en hacer con ellos cosas más distintas o innovadoras. 

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