lunes, 18 de enero de 2010

Cajas negras

Siempre me han interesado las cajas negras. Es decir, aquellos objetos o fenómenos en que está claro qué cosas entran y salen pero no qué pasa dentro. Trabajamos con multitud de cajas negras. Dentro del ordenador en que escribo ocurren multitud de fenómenos que no entiendo. Desde el  punto de vista económico, quizás sea una buena idea que no los entienda. Me llevaría demasiado tiempo y no podría dedicarme a hacer las cosas que entiendo si es que esas cosas existen. Sin embargo, de vez en cuando es importante entender qué pasa dentro de una caja negra porque ayuda a descartarla si creemos que no funciona bien, a arreglarla o a crear una nueva.

En Economía existen multitud de cajas negras. Muchas lo son para el público en general y algunas lo son para los especialistas. Empecemos por una historia sorprendente sobre una caja negra.
Un inventor descubre un procedimiento fantástico que transforma diferentes cereales en teléfonos inteligentes tipo IPhone. Los camiones llegan a una pequeña nave y descargan el cereal en una tobera. En otra parte de la nave salen perfectamente ordenados y empaquetados los teléfonos móviles. El inventor recibe homenajes y le entrevistan en Tómbola como representante genuino del nuevo modelo productivo y de la sostenibilidad. Hasta que un día, un avispado periodista con carrera universitaria revisa los alrededores de la nave y descubre una conducción que baja hasta el puerto. Allí, el cereal es cargado en barcos que se dirigen a Asia. Los mismos barcos vuelven cargados con los ansiados teléfonos que son subidos a la nave por un ingenioso mecanismo. Tras la publicación del artículo el inventor es insultado en todos los sitios donde antes era alabado. Había dejado de ser un brillante inventor para convertirse en un “deslocalizador” industrial.
La historia es buena. Un día estaba comiendo una jugosa manzana al principio de la primavera del hemisferio norte y no podía dejar de preguntarme qué tecnología permitía aquel prodigio. El prodigio tecnológico es un barco parecido al del inventor fraudulento que traslada la fruta del otoño austral a la primavera boreal. 
Esta historia ha llegado a la discusión política americana. Dicen los agricultores de Iowa que los coches se fabrican en básicamente en dos lugares. En Detroit usando una tecnología tradicional (entra acero, sale coche) y en Iowa siguiendo una tecnología innovadora (entran semillas y fertilizante, se manda maíz a Corea y vuelven los Hyundais). Los agricultores que producen los coches en Iowa se preguntan por qué los suyos tienen que pagar un impuesto que los de Detroit no pagan.
La historia de la fábrica de teléfonos pone de manifiesto que el comercio internacional tiene bastante da caja negra para legos y especialistas. Los no iniciados suelen sorprenderse de los efectos similares del cambio técnico y del comercio en la productividad. Al mismo, tiempo la parábola pone de manifiesto las distintas actitudes del público ante uno y otro fenómeno.
Bromas aparte, las cajas negras abundan en nuestra vida diaria. Por ejemplo, el tratamiento de la basura. En la ciudad en la que vivo los ciudadanos dedicamos tiempo y esfuerzo a una cuidadosa selección de las basuras. Al mismo tiempo, pagamos lo que nos piden por que esos materiales desaparezcan de nuestra vista. El primer paso de la desaparición ocurre sin grandes problemas. Hasta tres camiones distintos llegan al barrio por la noche y se llevan aquello que no queremos. Sin embargo, una huelga reciente del Centro de Tratamiento Regional puso al descubierto un par de detalles escabrosos. El primero es que el diseño del contrato de este servicio no es muy bueno. La empresa cobra mucho y no parece tener ninguna responsabilidad cuando se deja de proporcionar un servicio básico y la ciudad empieza a tener un aspecto lamentable. El segundo es que un periodista con carrera universitaria fue hasta el supuesto centro de tratamiento para descubrir que se trata de un vertedero de los que se creían extinguidos.
Los materiales que los ciudadanos seleccionamos se tiran todos juntos en cualquier lugar sin ningún tipo de tratamiento o preocupación por sus efectos ambientales.
Otra caja negra interesante es la enseñanza. Dejamos a nuestros hijos a la puerta del colegio antes de cumplir tres años y esperamos llevarlos a la universidad 15 años después. ¿Qué pasa allí dentro todos esos años? ¿Se hace todo lo que se puede? ¿Se podría hacer de otro modo?

5 comentarios:

  1. Buenos días Carlos y demás lectores del blog:
    Las cajas negras no son tan negras si tenemos acceso a lo que en ellas entra y lo que de ellas sale.
    Así, en referencia al mal llamado CTR (Centro de tratamiento de residuos), no es más que un vertedero, conocemos muy bien lo que a él llega, y solo hay que dedicarle una mañana de domingo, y disfrutar del entorno natural que el CTR hace peligrar, para ver lo que de él sale.
    Por si no se dispone de ganas o tiempo para comprobarlo, os pongo en situación.
    El CTR de San Román de la Vega, situado en el entorno de Astorga, esta denunciado en tribunales europeos, por considerarse ubicado en zona de riesgo ecológico. Ya que se estableció en una zona de manantiales que abastecen un conjunto de poblaciones de alta concentración. Sobre este respecto, de peligro para las aguas subterráneas ya se ha manifestado la empresa Jackoff-Kraft, instalada en Hospital de Órbigo, indicando que supedita su continuación, a la calidad de las aguas de las que se suministra para su actividad industrial.
    Ante la imposición del CTR en San Román, se movilizó a la población del entorno, realizándose distintas manifestaciones y actos de denuncia. Ha pesar de ello, el proyecto, por distintos interés políticos se llevo a cabo, instalándose en una zona de alto riesgo ecológico, desechándose otras opciones, como era la de Tierra de campos, más idónea, y sin oposición de la población residente.
    Así, el CTR, consta de una planta de separación de residuos, una de cogeneración y compostaje y un gigantesco vaso de depositación.
    En la planta de selección, se debería separar lo que de forma incorrecta se ha depositado en los contenedores de los núcleos de población, como pueda ser vidrio o cartón.
    En la planta de cogeneración y compostaje, se lleva los residuos orgánicos, generando en el proceso de descomposición gas, empleado en generación de energía eléctrica aprovechable en el CTR, y compost, destinado a la fertilización del campo.
    Por último, aquello que no es posible dar un aprovechamiento, se compacta y deposita en el vaso. Qué es el vaso, una enorme excavación, cuyo vaciado permitió cubrir gran parte del valle en el que se ubico la planta. Una excavación impermeabilizada, que una vez llena habrá que integrar en el entorno natural.

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  2. Una vez situados entremos en los despropósitos del CTR de San Román:
    Las denuncias llevadas hasta tribunales de la UE, están notoriamente fundadas. Cualquier persona que conoció el entorno donde se ubica actualmente el CTR, podrá afirmar que el valle era un continuo manantial, recorrido incluso en verano por regatos. Lo que hace a la zona muy sensible a cualquier filtración del vaso, el cual se vendió como totalmente impermeable, falso, tanto que en la parte baja del CTR, se instalo una especie de sumidero a donde se vertía las filtraciones del vaso, visto en persona un liquido residual oscuro corriendo valle a bajo, posteriormente reconducido de forma soterrada para ocultarla a la vista.



    Por otro lado, la gestión de residuos es mínima, centrada únicamente a aquellos que reportan beneficios a la empresa gestora. Así, de este modo la vida útil del vaso se reduce a la mitad. Problema menor, ya que se dispone de terrenos próximos para crear otro enorme vaso que sustituya al actual, y así convertir el valle en un gigantesco vertedero.



    La razón de esta grabe ineficiencia, sencilla, la empresa encargada del CTR, ingresa por tonelada tratada, es decir, por tonelada que entra en la planta, a más toneladas más ingresos, a más tratamiento del residuo más tiempo dedicado, y menos toneladas tratadas y menos ingreso. Lo que hace comprensible la reducción de la vida útil del vaso, llenándose de residuos tratados mínimamente.



    Tanta es la ineficacia del CTR, que algún incauto agricultor, se ha atrevido a fertilizar sus tierras con el compost generado por el CTR, pudiendo ver como brillaba al sol sus terrenos, resultado del vidrio molido no reciclado, y mezclado con el resto de residuos orgánicos.



    Así es el maravilloso mundo del CTR de San Román de la Vega. Una actividad que debería generar beneficios para el entorno, solo genera problemas, ha elevados costes económicos y naturales. Una actividad industrial, cuya materia prima, los residuos urbanos, no solo no tiene un coste de adquisición, sino que, supone un ingreso por su gestión (Tasa de basura y tasa de CTR), al que se debería añadir los ingresos por la venta de productos (papel para reciclado, envases, metales, vidrio, etc.) y subproductos (compost, energía eléctrica, etc.), genera deuda. Incomprensible pero cierto.



    Bueno, no todo es negativo, cierto es, que los amantes de las aves, pueden encontrar sobrevolando el vaso una amplia población, aprovechando la mala gestión del CTR. Para verlas, no es necesario más equipo que una mascarilla, que alivie el repulsivo olor que circunda la zona.



    Respecto a la otra caja negra, las aulas españolas. También conocemos lo que entra y lo que sale. Lo que nos permite echar luz a lo que en ella sucede. Las estadísticas diarias de fracaso escolar, las noticias diarias de agresiones a profesores por padres o alumnos, de agresiones a alumnos entre alumnos, de su comportamiento social, y un interminable etc., permite al menos sospechar que en esa caja algo no funciona.



    No es indeterminismo, no estamos hablando del Gato de Schrödinger, son cajas negras, pero bien conocidas, bien conocidos sus mecanismos y bien conocidos sus errores.

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  3. Amigo anónimo:

    Pase lo de afirmar que se conoce (o que conoce) todo; pase incluso la apariencia de erudición con la referencia a la paradoja cuántica del gato. Pero, por favor, un poco más de atención a la ortografía.

    Salud.

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  4. Nuestro anónimo colaborador rozó la letra b con la mano cuando quería escribir v. Están al lado en el teclado. Sin embargo, considero que hay mucho material para discutir sin entrar en ese tema.

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  5. De anónimo a mi amigo anónimo:
    Disculpa los errores gramaticales u ortográficos.
    Gracias por la lectura del comentario.
    Un saludo.

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