viernes, 4 de septiembre de 2009

Lectura de verano

El blog todavía se va a beneficiar de la semana de vacaciones en la playa. Llevé varios libros para ir leyendo pero también compraba un periódico todos los días. El segundo día compré El Mundo y me impactó una frase. Mi sorpresa es que mi amigo Alfonso, que se alojaba en un hotel cercano, había comprado el mismo periódico y se había fijado en la misma frase. Tomando una cerveza en la calurosa medianoche me dijo que él alternaba la compra de periódicos. Me pareció una buena idea y al día siguiente compré El País. Como no podía ser de otra forma dedicaban un par de páginas a un tema que a mí me parece absurdo aunque creo que soy el único habitante de este planeta con semejante opinión.

Un periodista de El Mundo relata las tribulaciones de Olivier Blanchard.
Esta es la sorprendente frase de Pablo Pardo que escribe para El Mundo desde Washington el 19 de agosto de 2009.

"No hay indicios de que los estadounidenses vayan a gastar menos, ni de que los chinos lo vayan a hacer más. En todo caso, por el bien del género humano, esperemos que hagan caso a Blanchard"

Blanchard describe una dinámica de cambios macroeconómicos y microeconómicos que estarían asociados a la solución de los problemas actuales de la economía mundial. No puede jugar al adivino con determinadas variables pero hay otras cuya evolución viene determinada por determinadas restricciones y comportamientos inevitables. Supongo que se trata de mera ironía mencionar que las variables macroeconómicas puedan hacerle caso al economista jefe del Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, yo creo que muchos lectores se quedan con la impresión de que la dinámica de las variables macroeconómicas depende de los deseos de alguna autoridad y, en alguna medida, de la propia voluntad de esas variables que pueden no hacerle caso. Por otra parte, cualquier lector de un libro introductorio de macroeconomía sabe que, afortunadamente, las cosas son bastante más simples y naturales que la descripción que hace el periodista.

El comercio justo.
El diario El País dedicaba un par de páginas al comercio justo. Al parecer hay dos líneas de opinión bien diferenciadas. Algunas personas creen que sólo puede lograr sus objetivos si se integra en el comercio normal. Es decir, si estos productos terminan apareciendo en los canales comerciales de masas. Por otra parte, otro grupo cree que hay que desmontar el comercio internacional injusto y convertirlo en comercio internacional justo.
Usando rudimentos básicos de Economía a mí me parece que los primeros proponen algo que es imposible y los segundos son simplemente personas que se imaginan un objetivo utópico y nunca se paran a pensar los inconvenientes o los costes de esa utopía.
Creo firmemente que la solidaridad es necesaria. En ese sentido, es natural que algunas personas transfieran parte de su renta a otra para mejorar su bienestar. Por tanto, pagar un poco más por un determinado producto podría parecer una simple transferencia de renta del que compra al que vende. Sin embargo, hay varios problemas.
El primero pero no fundamental es que la producción y distribución consta de tantos pasos que no se sabe exactamente a quién estás haciendo la transferencia cuando compras un producto por un precio un poco más elevado que el de mercado.
El segundo es que el precio de un producto está relacionado con los costes de todos los procesos que han ocurrido hasta que llega al consumidor. Un precio más elevado del producto sin que hayan cambiado los costes animará a más productores a hacer ese producto y eso puede implicar presiones a la baja en el precio que pretendemos mantener alto. Por otra parte, si se pretende fundamentar un comercio internacional sobre precios más altos que los del mercado lo que fallarán serán los consumidores.
El mercado tiene todos esos fallos que describen los libros introductorio de Economía y posiblemente alguno más. Sin embargo, su eficiencia en la asignación de recursos es muy difícil de igualar. Por tanto, la solución pasaría por definir los fallos de mercado que se detectan y proponer políticas adecuadas más que por sustituir el comercio internacional por una asignación de recursos internacional planificada. Algo que a mi se me parece al sueño de un comunista global.

1 comentario:

  1. Hace un año asisti a unas charlas que organizaba el sindicato COAG,en ellas se hablo sobre lo malo del libre comercio,y toda una retaila de frases aprendidas como un mantra.
    Me llamo la atención el tema de las indicaciones geograficas protegidas. "Es justo que se pague mas por unas alubias de La Bañeza".¿Quien se beneficia de esta IGP?
    Tal como lo veo ni los productores,ni los consumidores.Mas bien la emresa Luengo que comercializa supuestas alubias con indicacion geografica protegida cuya procedencia es...... Argentina.

    -¿Es justo que el consumidor sea engañado?

    -¿Es justo que los agricultores de esta zona no resulten beneficiados,cuando han sido estos los que han dado fama a las alubias de esta procedencia?

    -¿Es justo que los agricultores tengan unos sindicatos,que dicen defender sus intereses,y en la practica terminan defendiendo los intereses de las empresas comercializadoras?.

    Me quedo de toda esta historia con una leccion que mas o menos ya sabia.Que las buenas intenciones no necesariamente se traducen en buenos resultados.

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