Estos días se ha criticado bastante la prejubilación y la pensión del cesante Consejero Delegado del BBVA. El sueldo de los próximos años será de unos tres millones de euros.
Lo primero que me extraña es que surja esta polémica por un sueldo de tres millones de euros cuando en el verano apenas se comentó el sueldo de Cristiano Ronaldo (13 millones) y más recientemente el de Fernando Alonso en Ferrari (25 millones) pasó totalmente desapercibido.
Yo no veo diferencias entre estos sueldos. En los tres casos, una organización ha considerado que sus ingresos aumentarían al contratar a estas personas en una cantidad mayor al sueldo de éstas.
La crítica se plantea en ocasiones en un tono pretendidamente social: “Este sueldo es exactamente tropocientas veces lo que cobra el personal de limpieza sustituto”. Este argumento dirige la mirada de la gente hacía el lado equivocado. El mercado remunera ciertas cualificaciones de manera extraordinaria y remunera otras con sueldos que permiten pocas alegrías. La escasez de estas cualificaciones es la clave de su precio. Algunas son innatas pero otras son adquiridas. Incluso si son innatas deben ser ejecutadas y desarrolladas. Por tanto, es importante que circule el siguiente mensaje: “Si tienes la cualidad innata y estás dispuesto a desarrollarla aquí hay tres millones de euros esperándote”.
Hay otro mensaje más peligroso escondido tras las medidas sociales asociadas a la crisis económica: “Si no haces nada, si ni siquiera sabes cuáles son tus cualidades, si no piensas desarrollarlas siempre estaremos ahí para darte un subsidio de supervivencia por el que debes estarnos eternamente agradecido”.
La política social todavía tiene otra sutileza de la que rara vez se habla. Una política social efectiva depende de poder cobrar impuestos a los que más ganan para poder ayudar a los que tienen dificultades. Es decir, depende de que haya gente capaz de producir y de ser remunerada por ello. Por tanto, la política social no puede funcionar sin que los ciudadanos estén atentos a las señales de escasez de cualificaciones para obtener una alta remuneración, poder mantenerse a ellos mismos y ayudar a cubrir las necesidades de otros.
El nuevo Consejero Delegado del BBVA es un alumno de la Universidad de Oviedo que estaba acabando la carrera cuando yo la comenzaba. No llegúe a conocerle pero está claro que no se encuentra muy lejos de mi círculo de conocidos. Estoy convencido de que muchos de mis alumnos tienen cualidades parecidas, que podrían atesorar cualificaciones similares y que podrían ganar mucho dinero. Sin embargo, hay algún tipo de tabú sobre mi forma de pensar.
Finalmente, no hay nada intrínsecamente malo en ganar tres millones de euros. Por ejemplo podrías dar dos millones de euros para caridad y tratar de sobrevivir con el millón que te queda. Parece que a algunos medios de comunicación y políticos les molesta profundamente que una persona pueda tomar esa decisión sin consultar con ellos.
Por tanto, yo estoy a favor de los sueltos altos. El que esté a favor de los sueldos bajos debería explicar su posición a quienes los sufren.